viernes, 31 de julio de 2015

La concertación social y La crisis de 1994-1995 y la reactivación económica

La concentración social

Para la estabilización económica, se continúo con la política de pactos o de concentración social, puesta en funcionamiento a fines de 1987 (Cf., supra: 26). Esta consistía, en un sentido general, en la concertación entre los sectores: Empresarial, el Gobierno, los Campesinos y los Obreros; para mantener sin mucha variación precios claves de la economía, -precios y tarifas de productos prestados y producidos por el Estado y la iniciativa privada, salarios y tipo de cambio.

P.E.C.E. Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico, P.E.C.E. Pacto para la Estabilidad la Competitividad y el Empleo y P.A.B.E.C. Pacto para el Bienestar, la Estabilidad y el Crecimiento.

Suscitándose la política de pactos de solidaridad, como la estructura principal para la estabilización económica. En donde se incluía la aplicación de políticas macroeconómicas de corte monetarista para formar una estrategia de tipo heterodoxo (Sachs – Larrain, 1994: 754).

Las principales políticas macroeconómicas aplicadas continuaron siendo:

1) Política fiscal restrictiva

2) Política monetaria restrictiva

3.- Política Cambiaria (tipo de cambio semifijo)

En lo referente a la consolidación del cambio estructural de la economía, se continúo con la apertura comercial indiscriminada, la profundización de la privatización de paraestatales y la desregulación económica y financiera.

Resumiendo, estas medidas macroeconómicas en conjunto constituirán la estrategia económica de la administración presidida por Carlos Salinas para la consecución de los objetivos plasmados en el plan nacional de desarrollo y la consolidación del modelo de acumulación neoliberal.

La política de pactos fue el "arma" principal (donde se compactaron todas las políticas macroeconómicas), para lograr la estabilización de la economía. Esta se obtendría bajando los índices inflacionarios, ya que según los tecnócratas, constituye un requisito necesario para mantener y hacer efectivas todas las demás políticas y por lo tanto los objetivos deseados.

1) Política fiscal restrictiva

Con la política fiscal, nuevamente, el objetivo fue sanear las finanzas públicas ya que los desequilibrios fiscales son una causante del proceso inflacionario, por lo tanto se hace pertinente tener en equilibrio las finanzas del gobierno. Para lograrlo, se aumentan los ingresos vía incrementos de precios y tarifas en bienes y servicios prestados por el Estado, aumento de impuestos al consumo, venta de paraestatales; esto sería por el lado de los ingresos. En lo referente a los gastos, estos se tornaran regresivos, debido a la disminución del presupuesto a ciertos rubros de la economía por ejemplo, educación, seguridad social y vivienda, por mencionar algunos. Se renegocia la deuda externa con el Fondo Monetario Internacional y la banca internacional en 1989 (Gurria, 1994), con el fin de disminuir el pago del servicio de la deuda externa, ya que durante el periodo (1982 -1988) la sangría de capitales había sido de dimensiones considerables, convirtiendo a la economía mexicana en exportador neto de capitales. Ahí la urgencia para reestructurar los pagos del servicio de la deuda externa.

2) Política Monetaria

La Política Monetaria adoptada en el sexenio Salinista fue a través de operaciones de mercado abierto (Sachs – Larrain, 1994: 250) y estaba subordinada a la política cambiaría de tipo de cambio semifijo. El fin era el establecimiento de un mecanismo para combatir el proceso inflacionario. La política monetaria establecía la esterilización de los activos internacionales y crédito interno que en conjunto constituyen la oferta monetaria en una economía pequeña y abierta como la mexicana; por lo tanto la esterilización consistirá en sacar del mercado de dinero cualquier exceso o en su defecto inyectar liquidez a la economía dependiendo del requerimiento de los agentes económicos para realizar sus transacciones. Esto a través de las operaciones de mercado abierto, donde el gobierno federal celebraba subastas regulares de varios instrumentos de deuda (Cetes, Bondes, Tesobonos y Ajustabonos ). La medida conlleva regular la oferta monetaria y así evitar el incremento del proceso inflacionario debido al exceso de liquidez en el mercado, provocado por la entrada masiva de capital externo y siendo a la vez lo que le daba viabilidad a la política cambiaría; de ahí su interdependencia.

3) Política Cambiaría

La política cambiaría puesta en práctica en la administración Salinista, utilizó el tipo de cambio nominal como ancla antiinflacionaria durante el periodo: 1988 -1991. Se adopta un tipo de cambio de “bandas”, es decir la paridad peso-dólar fluctuara dentro de una banda de flotación con un rango inferior y superior, donde la paridad no debe rebasar ninguno de los límites descritos. El deslizamiento de la paridad en principio dependía o era en proporción igual al diferencial de precios entre México y Estados Unidos. Con el transcurso del tiempo se fue dejando y a partir de 1991, el gobierno decide basar la política cambiaría en los flujos de capital, por lo consiguiente ya no estará en función del poder adquisitivo real de la moneda. Con este tipo de política cambiaría se supedita la base monetaria al monto de reservas, esto es el ajuste de la base monetaria al monto de reservas existentes, dándose la subordinación de la política monetaria a la política cambiaría. Por otra parte si la entrada de capitales va a ser la qué financia el tipo de cambio nominal y, éste va a mantener sin variación los precios, con el tiempo el tipo de cambio llevaría a sobrevaluar más la moneda mexicana. Al depender la política cambiaría del ahorro externo, significó estar “jugando” al filo de la navaja, por que cuando faltaran esos capitales sería insostenible la paridad, llevando irremediablemente a devaluar la moneda.

Políticas de Cambio Estructural

a) Privatización de paraestatales

b) Apertura comercial y financiera

c) Desregulación económica y financiera

La crisis de 1994-1995 y la reactivación económica


La crisis de 1994-1995 constituyó una ruptura del proceso de reproducción normal de la economía mexicana, determinada originariamente por la imposibilidad de responder a compromisos internacionales. En ese sentido, tuvo características comunes a anteriores crisis económicas y, en particular, a la de los ochentas. Pero se distinguió de ellas por responder a una nueva mecánica de gestación y desencadenamiento en condiciones internacionales y nacionales igualmente originales.
Como vimos en el capítulo primero, las condiciones internacionales de la nueva década fueron muy diferentes de las que determinaron la crisis de los ochentas, cuando existía una clara delimitación entre los mercados financieros internacional y nacionales, el financiamiento internacional adoptaba la forma de crédito bancario sindicado a largo plazo a Estados nacionales y la economía mundial entraba en una coyuntura de encarecimiento muy grande del dinero a partir de otra de tasas de interés negativas. La nueva crisis fue hija de la globalización, la apertura de los mercados financieros nacionales, la titularización y bursatilización del crédito, la primacía de inversión internacional de cartera, los fondos mutuales y los ataques especulativos masivos contra monedas nacionales vulnerables (generalmente sobrevaluadas), la carencia de instituciones multilaterales de auxilio a los países afectados y la conversión de México en el principal receptor de las nuevas y mas volátiles formas de inversión entre los países emergentes (tercera parte de la inversión de cartera dirigida a ese tipo de países)
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La conjunción de esas condiciones internacionales con la nueva problemática interna de incorporación del país a la globalización y el TLCAN y de modernización económica excluyente sin modernización política y social, dio lugar a una combinación específica de factores cambiarios, financieros, productivos, sociales y políticos, que incidieron de distinta manera en la gestación y desencadenamiento de la crisis.


















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